En Mar dudoso dialogamos con Matías Suárez, investigador del CIMAS e integrante del grupo de estudio de peces cartilaginosos Condros sobre el proyecto que están llevando adelante de marcado y devolución de ejemplares de condrictios, categoría que agrupa a los peces que en vez de estructura ósea tienen cartílago: en el golfo son 32 especies que incluyen tiburones, rayas y el pez gallo.
“En el programa seleccionamos aquellas especies que intervenían en las actividades pesqueras. Entonces, por ejemplo, se eligió el pez gallo porque sale con la flota industrial, la flota artesanal y también sale en la pesca recreativa”, explicó Matías, quien además resaltó los buenos resultados que han obtenido hasta el momento. “El reporte de una sola marca da mucha información. Hasta el momento llevamos casi 500 bichos marcados y tenemos el 1,6% de reportes de recaptura, que es un montón. En el país y en otros lugares ya con el 1% es un montón y acá llevamos casi 2%, entonces estamos muy contentos con el programa”.
“La marca es una tirita de plástico parecida al interior de una lapicera que tiene un número que es como el número de documento y tiene un dato de contacto para que reporten la marca”
Sobre el procedimiento a la hora de encontrar un ejemplar marcado, Matías detalló que lo ideal sería devolverlo si está en buenas condiciones y sacarle una foto para que les investigadores puedan evaluar información como cuánto creció desde el momento en que se marcó hasta a la recaptura. También al anotar la fecha se puede establecer dónde fue capturado y así calcular la distancia en línea recta desde el punto donde se marcó hasta el punto donde fue recapturado. De esta manera se avanza en el estudio de cómo es la dinámica y cómo usan el golfo San Matías las especies incluidas en el proyecto.
“Registramos un ejemplar de pez gallo de 43 centímetros que en 15 días recorrió más de 80 kilómetros dentro del golfo”, dijo Matías. “Creemos que utilizan las corrientes y las aprovechan para transportarse de un lugar al otro. Ahí toman mucho más relevancia estos datos porque cualquier actividad extractivista que puede llegar a causar algún daño ambiental también va a afectar de alguna manera toda esa dinámica de las especies (de tiburones, rayas y pez gallo) que existen en el golfo”.
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