Silvina Aranda Cuevas, docente, investigadora y sexóloga especialista en ESI, habló en Mar dudoso sobre los prejuicios hacia las personas mayores y especialmente hacia las mujeres que eligieron no ser madres y por consecuencia tampoco son abuelas, es decir, que “desobedecen dos veces al mandato de la crianza y cuidado de una familia”.
Silvina comenzó analizando la creencia extendida sobre las mujeres mayores que no son madres o abuelas y por lo tanto son “personas incompletas” porque la complitud de la mujer tiene que ver con la maternidad, entonces se complementa el machismo con el viejismo. “La abuela del mundial, por ejemplo, aclaró en los medios de comunicación que ella no era abuela y teníamos todo un ritual relacionado al festejo de las victorias argentinas dentro del mundial cantándole abuela a una persona por ser mayor de edad”.
¿Por qué está mal? “En primer lugar porque si a un desconocido le digo algo así, le estoy sacando cualquier otra jerarquía que haya tenido en la vida. A nadie se le ocurriría decirle a un famoso, un presidente, una presidenta, “abuelo”. La noción de “abuelo”, por más que pueda ser interesante, es uno de los tantos roles que una persona desempeña en la vida. Es una etiqueta que está instalada socialmente y que reduce a la persona“, relfexionó Silvina.
¿Cuál es la importancia de nombrar a las vejeces? Según Silvina los discursos que estereotipan tienen un impacto nocivo en las personas mayores. Es por esto que se habla de las vejeces, como hablamos en plural de las niñeces, de las juventudes o de las adolescencias.
“Tiene que ver con que podamos pensar a las personas mayores como personas diversas que aman, que trabajan, que tienen sexo, sentimientos (más allá de la pena o la alegría) que no son una carga y que tienen dignidad”
“Ni hablar de los estereotipos que hay en relación al sexo de las mujeres mayores, que sigue siendo un tabú y que se ha ocultado durante muchísimo tiempo”, añadió Silvina. “Después de los 65 años, solo una de cuatro mujeres sigue obteniendo orgasmos, mientras que en los varones el porcentaje es el doble“.
“Es necesario hacer visible una nueva erotización de la vejez sin prejuicios, sin máscaras, que saque la abuelidad del ámbito social y la deje para el ámbito en el que siempre debería haber estado, que tiene que ver con el vínculo familiar”, dijo Silvina. “Los prejuicios que el viejismo desata en casi todos los ámbitos sociales inhiben los deseos y las vitalidades de las personas mayores, las domestica, las hace creer que la vejez es vegetativa”.
“La sociedad es viejista, y sabemos que el sentido común en esta sociedad se construye a partir de los discursos que circulan: el periodismo y los productos culturales responden a una lógica patriarcal que reduce a las mujeres mayores a ser únicamente abuelas“
¿Qué pasa con esas mujeres que desobedecen al sistema y que no quieren ni maternar, ni abuelar, ni ocupar esos roles? “Nos mandan a taparnos las canas, a luchar con las arrugas y con cualquier muestra del paso del tiempo, porque hay toda una cultura de reconocer la belleza en la juventud. Bueno, eso también es un estereotipo de género reviolento para las mujeres. A los varones no les pasa eso”, concluyó Silvina.
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