En el habitual espacio de educación en Mar dudoso, Natalia Di Giacomo se adentra en la mirada que tiene el espacio alternativo Vuela el Pez y otros de su tipo respecto a las niñeces y la posibilidad de que se expresen y tengan una voz válida en el sistema educativo.
“Cuando decimos escuela o educación lo asociamos probablemente a un aula, un pizarrón, un guardapolvo blanco. En Vuela el Pez tenemos otra manera de concebir los procesos de aprendizaje y de eso se trata esta columna”
Natalia comenzó explicando cómo la escuela tradicional comprende a les niñes con una mirada homogénea y biológica. “Une niñe es un pedacito de humano entre ser un bebé y ser un adulto productivo y ese pedacito humano crece en forma lineal, tiene un principio y va adquiriendo determinados conocimientos que lo hacen crecer linealmente”.
“Entonces se plantea que la infancia es una etapa de preparación, de aprendizaje, de dependencia de un adulto siempre”, dijo Natalia. Esta es la práctica pedagógica que se ve adentro de la escuela que tiene que ver con procesos secuenciales de acompañamiento de las infancias: “Yo tengo un infante que va a crecer con determinadas etapas y pasos, entonces yo tengo que armar todo mi proceso pedagógico y educativo para seguirlo”.
La pregunta que se hace la educación alternativa es: ¿quién charla con les niñes? ¿Quién les pregunta?
“Sabemos que les niñes pasaron de ser un pedacito de humano entre un bebé y un adulto a ser sujetos de derecho. Declararon la Convención de los Derechos del Niño y uno de esos derechos es el derecho a la palabra. Ahora, ¿realmente nos hacemos cargo de ese derecho? ¿Realmente les niñes pueden con su palabra hacernos parar y pensar las cosas que estamos haciendo siempre en nombre del bienestar de elles?“, se preguntó Natalia.
“Entonces, lo que dentro de estos espacios hacemos es frenar un poco el tiempo y decir: bueno, a diferencia de la escuela convencional, que lo que arma son secuencias didácticas lineales, nosotres podemos entender que esta imprevisibilidad de les niñes es lo que permite que se construyan a sí mismos. La escuela plantea un proceso educativo en donde la finalidad es un producto”.
“Por eso la palabra formar también tiene una connotación negativa que tiene que ver con tener algo deforme o sin forma y yo le tengo que dar forma. Nosotres entendemos dentro de esta educación diversa que les niñes se pueden formar a sí mismos“
“Elles crean su identidad”, consideró Natalia. “Lo que tenemos que habilitar dentro de esta creación de su identidad es ambientes propicios, lugares de escucha atenta, que es algo que sentimos que está faltando. Nosotres no podemos determinarles qué sentir o cómo. Pero sí podemos guiarles en cómo regular sus emociones”.
“En Vuela tenemos un espacio diario de asamblea al inicio del día y al fin del día donde cada niñe cuenta cómo se sintió durante el día y tenemos una especie de corazonómetro en donde elles definen si estuvieron bien, si la pasaron bien, si fueron amables, si fueron contemplatives, si fueron respetuoses”, relató.
“Les niñes no necesitan quedarse encerrados en un hogar, necesitan poder decir lo que les pasa”
“Lo que queríamos hacer hoy desde Vuela el Pez es invitarnos un poquito a reflexionar acerca de esas interrupciones en el tiempo de les niñes y permitirles ser niñes con todo el trabajo pesado que nos implica a los adultos, de tener que bajar un poco, permitir que eses niñes nos interpelen y no interrumpirles el tiempo de su niñez”.
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