En Alkütun Lafken dialogamos con la licenciada en trabajo social Sonia Calfueque de Pichi Malal (Ramos Mexía) sobre la recuperación identitaria mapuche tehuelche, la importancia de los nombres originarios y de mantener vivos los saberes ancestrales.
Sonia contó el origen de la denominación Pichi Malal y explicó la importancia de recuperar esos nombres originarios. “Me atrevo a decir que un 80% de la población del pueblo tiene ascendencia originaria, que la mayoría lo llevamos en nuestros apellidos y el que no lo lleva en los apellidos lo lleva en los rasgos étnicos”.
Luego relató su recorrido personal en una escuela albergue, instituciones que suele haber en la Línea Sur y en las que las familias que habitan en el territorio internaban a sus hijes para que puedan estudiar. “A mí particularmente me marcó mucho, no lo recuerdo con tanta amorosidad sobre todo porque el paso por esas instituciones significó un blanqueamiento total y un borramiento de nuestra identidad“, contó Sonia.
“Mi identidad originaria siempre estuvo en las prácticas y mis abuelos maternos siempre reconocían la identidad originaria,de hecho mi abuelo hablaba muy bien el mapudungun. Mi mamá también fue tejedora de telar mapuche, hilaba la lana y nosotros tenemos esos registros de que ellas nos enseñaban”, dijo Sonia. “Se transmitía la cultura desde lo práctico, desde hacer las cosas que hacen a nuestra identidad“.
“En los pueblos chicos el blanqueamiento se da sobre todo desde la escuela y también desde el catolicismo. En la residencia los domingos era siempre de ir a misa, nos obligaban a hacer catequesis”
Sonia luego contó las tareas profesionales que la han llevado a trabajar en proyectos interculturales y en la recuperación de la identidad a través de poner en valor el arte y la cultura mapuche tehuelche, la siembra comunitaria y los saberes ancestrales. “Una de las demandas que tenemos las mujeres indígenas es poder resignificar y recuperar esos saberes que muchas veces son invisibilizados y que en algún entonces nuestros abuelos o nuestros padres negaban por vergüenza o porque el huinca imponía una única mirada, una única forma de ser para todas las personas”, dijo. “Qué importante es que ahora seamos tantas las mujeres que estamos en esa búsqueda y en esa recuperación”.
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