Luego de que el Gobierno disolviera la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género se reavivó el debate sobre qué rol ha tenido el Estado en el pasado y cuál deberían ser las obligaciones de las instituciones en cuanto a la promoción de políticas de prevención y acompañamiento para mujeres y disidencias.
“Nos deja a las mujeres y disidencias sin un área indispensable que sólo representaba el 0,04 % del gasto anual del Estado“, dijo Silvina Aranda Cuevas, en su habitual columna en Mar dudoso.
“Era lo último que quedaba del Ministerio de la mujer. No es algo simbólico, eliminaron políticas públicas que salvan vidas, estamos hablando de vidas”, sostuvo Silvina. Entre los programas que llevaba adelante la subsecretaría estaban el Acompañar, para víctimas de violencia en alto riesgo; el Producir, para la generación de cooperativas de mujeres y el plan ENIA (Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional) que redujo un 50% los embarazos adolescentes.
“Se eliminaron las pocas políticas que seguían en pie, como la línea 144, particularmente importantes para combatir la violencia de género en las provincias”
“En la movilización (del Ni una menos) muchas mujeres de barrios y de movimientos de base decían que sienten en el cuerpo el dolor enorme de aguantar los golpes para que sus hijes tengan qué comer y techo para dormir, que necesitan más que nada autonomía económica para salir del círculo de violencia. Esa es la repercusión de todo esto”, indicó Silvina.
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