En Mar dudoso nuestro columnista de efemérides deportivas, Lucas Napoliello, nos llevó de viaje por el 2001 y la mejor etapa del ciclo de Marcelo Bielsa como DT de la selección nacional. Ese mismo año el país estallaba en diciembre, Claudio “Pocho” Lepratti se convertía en un mártir del Argentinazo y Astiz era tapa de los diarios por el pedido de extradición del juez español Baltasar Garzón.
A mediados de 2001, cuando la justicia rechazaba el pedido de extradición para que Alfredo Astiz pudiera ser juzgado en España, la selección brillaba y toda la prensa estaba exultante por el próximo mundial que se llevaría a cabo en Corea-Japón al año siguiente. Con el tiempo la temprana eliminación de Argentina en la contienda fue uno de los mayores fracasos deportivos del siglo XXI para el fútbol nacional.
El estallido de diciembre de 2001 selló el final del mandato de Fernando De La Rúa y abrió un proceso político convulsionado que concluyó con el ascenso a la presidencia de Néstor Kirchner, bajo cuyo mandato se anularon las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que impedían encarcelar a los genocidas por sus crímenes.
Luego de más de 20 años Astiz vuelve a estar en la agenda mediática a raíz de la visita de les diputades de La Libertad Avanza a él y otros genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad que incluyen torturas, violaciones y desapariciones durante la última dictadura cívico eclesiástica militar.
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